viernes, 25 de septiembre de 2015

¡¡Qué Alegría, Madre!!

¡Que alegría Joselito! En el Cielo del Barrio León tenéis fiesta y hay que ver, la tendréis montada...

¡Qué alegria! ¿Verdad Tito Salva,?¿Verdad José José? ¡Que alegría Sema, que alegría! Ay, la que tendréis montada allí arriba, que hoy le he vuelto a ver aquella sonrisa inmensa y humilde en el cielo de Sevilla, la que dibujaba a “Joselito” en su carrito vendiendo cupones a las puertas del Mercado de san Gonzalo en las mañanas más azules del Tardón. ¡Qué alegría! Emilio Cano habrá hecho un barreño de papas aliñás, que hoy más que nunca sabrán a gloria Bendita…

Ofú, cualquiera aguanta hoy a Manolo Garduño, o a Manolo Orellana, o a tantos y a tantos que me vienen a asomarse al salón de mis recuerdos. ¡Qué alegría! Hoy no doy, no damos pie con bola… Ahora, con ganas de reír, ahora con ganas de llorar… ¡Que alegría!

Qué os voy a decir ¿verdad abuelo Manolo?... Si habéis sido vosotros los que habéis marcado el camino de nuestros blancos nazarenitos para llegar hasta aquí. Como niños de todas las edades, siempre cuidados entre sus amorosas manos.

¿Que coronan a nuestra Virgen de la Salud? Que cosa más grande… ¿Verdad? Pero bueno, ella siempre tuvo una corona de gratitud, de tantos y tantos que se acercaron a pedir su favor. Una corona de oro puro, anónima, silenciosa, radiante, como su mirada de cada lunes Santo. Llena de piedras preciosas, una por cada una de las muchas personas que han custodiado el pañuelito de la Virgen de la Salud en momentos de enfermedad.

¡En tu honor Inmaculada!… Como dice tu salve y como tantas y tantas madres, que todavía se siguen acercando hasta el Barrio León, para implorar tus amorosos cuidados para un hijo enfermo. ¡Que alegría!¡Y que orgullo como hijo suyo!

Ahora a prepararnos, a preparar nuestra Obra Social, a volver a vernos como tantas y tantas veces en la Casa de Hermandad, a darle profundidad y sentido verdaderamente cristiano a la cita que tenemos ya fijada para el calendario… ¡Ay, Otoño de 2017! Han llamado de nuevo a arrebato las campanas que de verdad mas suenan en el Barrio León. Las que nos convocan a todos los hermanos de San Gonzalo.

¡Que alegría! Sólo un ruego: permitidme una última licencia…

Por quien fue dedicatoria,
supo inspirar mi plumilla
y me trajo a la memoria
lo más grande de Sevilla.

Por quien todo me lo pudo
otorgar como regalo,
en la garganta hecha nudo
a mi "Azahar de San Gonzalo".

Por quien marca con su agrado
mi quehacer en esta vida
hoy mi voz de enamorado
le acaricia en despedida.

Por quien hace de mis horas
instrumento en su persona
mi palabra pecadora
con mil gracias la corona.

Por quien se presta al abrigo
y en su manto nos guarece;
que amor, familia y amigos
saben bien quien les protege.

Mi verso y mi gratitud
sean pañuelo de su llanto
y mi piropo se haga beso.

Por ti Madre, mi "Salud"…
hoy te entono este canto…
para hablar nuestro gozo…

¡Que se hizo plenitud!