miércoles, 6 de agosto de 2014

Dos hombres...

Pudiera ser que atesores
riquezas y bienes que nunca consumas
y pudiera ser que entre favores
tengas acceso a cualquier tribuna,
donde le rindan vanos honores
al serio rictus de tu fortuna... 

En cambio, yo tan sólo aspiro
a la caricia de una suave brisa,
y al viento que ahora respiro. 
El que expande mi voz sin prisas, 
con la inmediatez del suspiro
y la fluidez de mi sonrisa... 

Fuera como fuese, estimado amigo
no pienses que en ello te critico,
ni que mis palabras me sirven de abrigo.
Ni yo soy pobre, ni tú eres rico,
Ni tú el príncipe, ni yo el mendigo,
Ni tú me oirás, ni yo te predico...

Pues en las palabras que pongo a tu mano,
al desnudo toda una Verdad se esconde:
Como el más vetusto de los arcanos,
siquiera sin querer ponerles nombre
Ni de lo divino, ni de lo humano...
Hoy tan sólo te hablé de dos hombres.


Nacho Fernández Gavira