Pensé sólo en una flor,
que sin ser una rosa,
reluciera radiante...
...Y al rociarla con mi amor,
verla aún más hermosa,
más bella y rutilante.
Pensé sólo el camino,
para andarlo con ella
y ella andarlo conmigo...
...Y fraguar un destino,
sin reparar en las huellas
hasta llegar a su abrigo.
Pensé sólo la melodía
para ceñirla con ternura,
como fruncido pañuelo...
...Y me envolvió la armonía
entre notas y ligaduras
de su voz de terciopelo.
Pensé sólo su perfume,
embriagando con su aroma
esta imaginación tan loca...
... Y me rendí ya inmune,
fortín que se desploma,
a sus labios y a su boca.
Pensé sólo ser hombre,
pensé sólo esta carta
y pensé este desvarío...
... Cinco letras tu nombre
Y en cinco pensamientos, Marta...
Todo este amor y todo lo mío.
A mi esposa, en el día de su 36 cumpleaños.
Nacho Fernández