viernes, 9 de noviembre de 2012

De Ciudadanos, Hombres, Guatemala y Globalización


¿Qué es un Hombre sin un sueño?
¡Nada!

Un Hombre sin un sueño, a lo sumo es un ciudadano.
Y ¿es grande la diferencia entre un Hombre y un ciudadano?

Ciudadano es el que depende de esa abstracción que llamamos Estado,
 El Estado es la teta donde maman los ciudadanos, pero el cáncer del Hombre.

El Hombre depende de Dios, es decir de la mismísima vida.
Ciudadano es el que está esperando que alguien haga por él,
lo que él no haría ni por él ni por nadie.

Hombre es el que sabe que para vivir mejor, hay que ser mejor.
Ciudadano es el que busca la verdad y el culpable fuera de él.

Hombre es el que sabe que la verdad y el culpable, se lo buscan dentro de uno.
Además en una sociedad competitiva y comparativa como la nuestra,
si existe una escala de valores, que evidentemente existe,
¡Un Hombre es un ser invalorable!

Sin embargo, un ciudadano tiene un precio específico...
¡Un ciudadano vale exactamente un voto!

“Texto Ciudadano” de “Lo Cortés no quita lo Cabral”.
Autores: Alberto Cortés y Facundo Cabral.

Antes de ayer, la tierra rugió de nuevo en Guatemala.

Su bramido, un seísmo de magnitud 7,4 registrado en el mar, a 24 km al suroeste de Champerico, me trajo el recuerdo de aquel otro terremoto que viera mi niñez en 1976, cuando un movimiento de magnitud 7,5 causó la muerte a cerca de 20.000 personas.

Una de aquellas tragedias imborrables, que se grabaron en las retinas de mi infancia, como la de la niña Omaíra Sánchez y su interminable agonía, filmada por las cámaras de Televisión Española, cuando una avalancha de lodo, tras la erupción del volcán Nevado del Ruíz, sepultó al pueblo colombiano de Armero.

Aquellos horrores de mi niñez, que después volverían en mi juventud.

Aunque, su vuelta sería dulcificada por los expertos en Comunicación Social. Ya no eran horrores, ahora eran catalogados como los antecedentes de este fenómeno global que llamamos ahora como “Globalización”

La historia y nuestra “Globalización” han desnaturalizado las 20.000 víctimas de aquel seísmo y las 25.000 de la avalancha colombiana. Afortunadamente, en esta ocasión el número de víctimas es mucho menor, “estadísticas de Ciudadanos”... Pero también, nuestra “calidad cómo hombres”.


“¿Quién rescatará a los hombres?”


Apenas, hace unos minutos acabo de leer la noticia del suicidio de una mujer de 53 años, cuando iban a desahuciarla en Baracaldo. Es el segundo suicidio por el mismo motivo que los medios de comunicación, nos dan en menos de un mes.

Ayer, los mismos medios informaban en sus portadas que la justicia europea, Bruselas ve ilegal la norma española de desahucios. Europa, los principales partidos políticos españoles, la justicia europea y española, la Iglesia...
Aquí, todos ven lo injusto de no poder permitir paralizar un desahucio invocando las cláusulas abusivas que la mayoría de las entidades bancarias y financieras nos obligan a firmar previo a la concesión de una hipoteca con la que poder acceder  a una vivienda digna, derecho recogido en el artículo 20 de nuestra Constitución.

Ahora que...
... quienes han designado los votos (de los ciudadanos) se aprestan a rescatar a las entidades...
... entidades que han abusado y exprimido hasta la extenuación (a los ciudadanos), ocasionando en gran parte la actual situación de crisis y...
... A sabiendas de que para ese rescate y sus intereses, ya se tiene quién habrá de pagarlos (usted y yo, como ciudadanos)...

Me pregunto necio de mí, ¿dónde han quedado los hombres? ¿Dónde nos dejarán el tiempo y la globalización esas dos víctimas de ésta situación? ¿Quién rescatará a los hombres y mujeres que hay detrás de esta situación?

“Abatido, pero no muerto”


Y fue precisamente en la ciudad de Guatemala, donde hoy hace 16 meses una “pendejada a balazos” (cómo él solía decir) nos privó del genial poeta y cantautor argentino con el que se abre este artículo. Facundo fue abatido a tiros por sicarios el 9 de julio de 2011.

En 1976, valorando la tragedia causada por el seísmo, el entonces presidente de Guatemala Kjell Eugenio Laugerud García dijo “Guatemala esta herida, pero no de muerte.”

Hoy, que Guatemala, me ha vuelto a traer entre tantos recuerdos, el de mi admirado Facundo, en mi alma resuena “Facundo fue abatido, pero no muerto... ¡Vive en vinilo de sus discos!” 

martes, 6 de noviembre de 2012

Pendiente de un regalo


Desde el pasado viernes noche,  no he prestado atención a las voces de Glauco. No sé Lisipo, si su voz resonó en esta orilla. Es más, ya pudiera el mismo Glauco, haber desembarcado, todas y cada una de las noches transcurridas, que  a buen seguro no hubiera prestado atención alguna a tan insigne presencia.

Estaba pendiente de un regalo que hace veintitantos meses recibí y que personifica todas mis ilusiones, dibuja todas mis sonrisas, abarca todo mi orgullo. Bueno, fueron dos regalos y ahora tengo otro en camino, pero que mas da… Esa trinidad de dádivas, son y serán siempre los tres en uno sólo: mi corazón.

Déjame que me explique con estas palabras del inmortal Saramago:  

…“Hijo es un ser que nos prestaron para un curso
intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros
mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos
para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender
a tener coraje.

¡Sí, es eso! Ser padre o madre es el mayor acto de
coraje que alguien puede tener, por que es exponerse a
todo tipo de dolor, principalmente al de la incertidumbre
de estar actuando correctamente y del miedo de perder algo tan amado…
 
… ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? 
¿Recuerdan?… ¡Fue apenas un préstamo!”

Definición de Hijo por José Saramago

Por cierto Lisipo, Álvaro ya se ha recuperado. Gracias 

jueves, 1 de noviembre de 2012

Elegía al Carisma


Anoche Lisipo, la voz de Glauco volvió,
y anegó esta orilla con un acento lúgubre,
para llenar de sombras los arenales de mi alma
y derramar una insoportable marea de melancolía.

Anoche Lisipo, la espuma del mar era amarga
mientras bramaba el viento su aullido más fúnebre.

Ahora en su estertor, la tempestad se ha hecho calma
y ya remansa mis recuerdos en esta Elegía.

Tenía que pasar. Ha pasado ya un año de su partida y su recuerdo se vierte hoy en la tinta de esta pluma que manuscribe un caudal muy personal, como pequeña licencia que me concedo. Lo siento, pero ya hace un año que se fue Salva y hasta hoy, he vivido mi pena muda sin una palabra de desahogo.  

Salvador Fernández Núñez, Secretario de la Delegación diocesana de Pastoral Penitenciaria: para mí, el tito Salva. Alguien con una labor incontestable a sus espaldas en pro de los presos en Sevilla, pero sobre todo alguien de una humanidad todavía más plena.

De Salva decía la revista Eclessia Digital que “Él siempre decía que su fe en Dios Trinidad sólo tenía sentido desde la opción por los pobres y encarcelados. Vivía, con convicción profunda, un carisma especial lleno de misericordia y compasión hacia los marginados y excluidos. Creía en el preso, luchaba por su reinserción, llenaba de esperanza a los abatidos y desesperados…”

Y así os podréis imaginar su funeral, con catorce sacerdotes concelebrantes (contados uno a uno)… eso que para él, no hubiera tenido la más mínima importancia… y el orgullo que habrá tenido mi socio, su padre y mi abuelo al verlo desde el Paraíso ¡Uf!…

… Pero, dejadme que os hable de él esta noche y que al hacerlo, mi voz se entrecorte entre lágrimas, como la voz de aquel cura que entre sollozos leyó el Evangelio de su funeral: las Bienaventuranzas que él también encarnaba. Porque además, el tito Salva es un compendio de muchos momentos y recuerdos de mi vida. Él era sin duda el Carisma y ese carisma, es otro montón de cosas que nadie dijo cuando se marchó. Es el agradable volver a los días de mi infancia…

… Es en su campo en Sanlúcar la Mayor, al escuchar sus bromas y gritos mientras corría hacia la alberca, para algarabía de todos mis primos y yo mismo, que ya no sabríamos donde escondernos, sabedores de una segura ahogadilla… ¡Ay, barbacoas de los domingos, de sardinas asadas y recogidas de naranjas!

… Es en tardes/noches, de la antigua Secretaría de nuestra hermandad de San Gonzalo, mientras lo veía con José José comprobar el reparto de túnicas ¡tiempos de ingrata gestora! y unos años más tarde… unos años más tarde fundirse en un abrazo conmigo su sobrino costalero del Señor… o es el cafetito que siempre que podía  yo le llevaba en el Arenal, al portador del Bacalao de la Esperanza de Triana…   

… Es en Nochebuenas en casa de mis abuelos, en la cocina con Paquita su mujer, al albor de los mejillones  y un poco más tarde tras la cena, en juegos de manos y sorbitos de cava, sonsacándole el villancico de la familia a la extraviada memoria de mi abuela. Eso y no se cuantas sonrisas…

… Es en la noche de Reyes en Triana, en Pagés del Corro, con aquellas monedas que entresacaba detrás de las orejas de cada uno de sus sobrinos. Es en su llamada en cada celebración, en cada onomástica, en cada momento difícil…

…Es en mi boda en San Gonzalo y en el bautizo en Santa Ana de mis hijos Álvaro y Paula, pocos meses antes de marcharse. Como lo será dentro de unos meses cuando nazca mi hija Rocío y vuelva a aquella pila donde él me enseñó  que por el bautizo somos “sacerdotes, profetas y reyes”…

… Es y será siempre: ¡el tito Salva! Porque hoy hace un año, que él vive la Vida Eterna y nosotros continuamos aquí sin su presencia, cada día un poco más muertos…

… Allá dónde estés y porque sé que tú, a buen seguro que no descansarás, recibe este fuerte beso de tus sobrinos y de todos los que te echamos tanto de menos….

¡Te queremos Salva!